El pasado 1 de julio, en el kilómetro 25 de la carretera que conecta a Tegucigalpa con el norte del país, específicamente cerca del Valle de Amarateca, la Policía Nacional encontró un cuerpo sin vida dentro de un costal. En ese momento, la identidad de la víctima era desconocida, tras llevar a cabo investigaciones y análisis, el Instituto de Medicina Forense informó que el cuerpo sin vida correspondía al de Bryana Julieth Sarmiento Cruz, una niña de 12 años que había sido reportada como desaparecida días atrás. Según los informes forenses, el cuerpo se encontraba en estado de putrefacción y presentaba signos de violencia.
La Policía Nacional reveló que cerca del saco blanco en el que se encontraba el cuerpo estaban marcadas las huellas de un vehículo y una motocicleta, lo que sugiere que los responsables arrojaron el cuerpo y participaron en el acto violento utilizando dos unidades, hasta el momento, las autoridades no han informado sobre detenciones relacionadas con este crimen ni sobre las acciones de búsqueda para esclarecer el caso.
Los familiares de Bryana, manifestaron que la niña estaba a punto de cumplir 13 años el 9 de julio y que la habían visto feliz en los días previos a su cumpleaños. Bryana Sarmiento Cruz residía con su familia en la aldea Escano de Tepale, en el municipio de Cedros, Francisco Morazán, lejos del lugar donde se encontró el cadáver, durante 2023 se ha registrado el asesinato de más de 220 mujeres en Honduras, siendo junio el mes con mayor incidencia de feminicidios, con un total de 80 casos. A principios de julio ya se han reportado seis mujeres muertas en contextos de violencia, según el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh).
La situación es desgarradora y genera una creciente preocupación por la violencia de género en el país.