Aproximadamente a las 3 de la mañana del 24 de diciembre, una bala perdida perforó el techo de zinc de la vivienda de Chayo Arguijo, dejando un agujero considerable en la habitación donde duerme su hija. En un inicio, Doña Chayo pensó que se trataba del estallido de un petardo, pero al revisar, descubrió el daño causado por el proyectil.
Este incidente resalta la necesidad de evitar disparos al aire, una práctica peligrosa que pone en riesgo la seguridad de las familias, particularmente en fechas significativas como Nochebuena.

