“Quiero ir a la universidad, ser militar o andar manejando aviones”, es el sueño de la pequeña Stephany. Solo tiene 10 años, pero su lamentable realidad para conquistar sus deseos es otra. Stephany (nombre ficticio) vive en las entrañas de la pobreza en el corredor seco, justamente en Alubarén, Francisco Morazán es la mayor de seis hermanitos de diferentes edades no asiste a clases todos los días porque tiene que trabajar y así aportar algo de dinero en su hogar, ya que su papá es agricultor, pero no tiene trabajo, y su madre es ama de casa. “A veces los vecinos me dicen que les ‘jale’ agua voy hasta el pozo y me tardo hora y media porque está largo y paro a descansar”.
Son las 10:00 de la mañana y la menor debería de estar en su aula de clase, pero está a la espera de que alguien la solicite para cargar leña o agua y así ganar cinco lempiras.“Casi siempre nos acostamos sin comer, a veces quiero comprar un agua, pero desajusto para la comida”, es parte de la dura realidad por la que pasan estas familias la mayoría de testimonios a este rotativo aclararon que no es todos los días que se trabaja, sino “solo cuándo un vecino necesita un favor”.