La falta de control por parte de las autoridades permitió que se explotara de forma indiscriminada el bosque de pueblos ancestrales en Puerto Lempira, Gracias a Dios. El ICF canceló y paró ocho planes de manejo.
Los rollos de pinos talados quedaron tirados en el suelo húmedo del bosque, muchos pudriéndose, otros fueron cortados de forma indiscriminada, asesinados sin ningún control.
El departamento de Gracias a Dios es una de las reservas naturales más grandes y hasta cierto punto vírgenes de Honduras, pero hoy se ve amenazada por el abuso humano y la deforestación.
“Esta tierra nos la dejaron nuestros ancestros y es de todo el pueblo, no solo de una gente, además han deforestado nuestros caudales de agua”, expresó don Dionisio Martínez, vicepresidente del Consejo de Ancianos de Gracias a Dios, en comunicación.
Aproximadamente desde el 2020, el Instituto de Conservación Forestal (ICF) otorgó planes operativos de explotación forestal a favor de consejos territoriales, quienes, a través de sus representantes legales, han comercializado la madera a favor de terceros y particulares.
En algunos casos, los externos son los encargados de hacer el corte, aprovechamiento y transporte del recurso, actos completamente prohibidos por la ley.
Don Dionisio lamentó que las negociaciones de los planes de manejo forestal se hicieron con ciertos líderes, pero bajo el desconocimiento del pueblo.
Además, las comunidades no han tenido ningún beneficio de la explotación del bosque.
Devastación
El documento fue entregado el pasado 2 de noviembre a la dirección ejecutiva de la institución, donde determinaron cancelar cuatro planes de manejo y dejaron en suspenso cuatro más, que están siendo investigados.
Los planes de manejo forestal cancelados corresponden a los siguientes sitios: Pranza Suhi, Auka, Rus Rus Mabitas y Buhutia, y fueron cancelados los de Rumdin, Layasiksa, Rus Mabitas II y Truktsinasta, todos en Puerto Lempira.
Además, se incluyeron varios aserraderos que se habían instalado en las zonas, mismos que no tenían ningún tipo de control.
Entre las irregularidades detectadas en la investigación se constató que en la zona no se habían hecho visitas de campo del ICF ni de técnicos forestales capacitados para corroborar lo que estaba pasando.
No hay registros completos en la guías de movilización, que son documentos donde se detalla la cantidad de madera que se moviliza, el tipo y hacia donde va.
Muchas llevaban vacíos los campos de la ruta, no tenían datos del vehículo, iban sin nombre y sin número de identidad del técnico forestal a cargo, sin fecha, con borrones de corrector y manchones.
Esta situación provoca que se desconozca la cantidad de madera que sale de la zona y la forma de cómo se está haciendo el trabajo, ya que tampoco se lleva registro del control volumétrico.
Los técnicos en la inspección encontraron que no se rotularon las fajas de protección de las fuentes de agua permanente en la zona, situación que pone en riesgo las reservas de las comunidades.
Abuso
Durante la inspección se hallaron tocones (troncos) sin ninguna marca azul, que es el color autorizado para el corte, porque se extendieron a otras zonas sin la autorización de nadie.
En la zona se hallaron árboles tirados con un diámetro menor a 40 centímetros, los cuales no están autorizados para cortarlos, ya que la tala debe ser de 40 centímetros en adelante.
En algunas áreas donde ya se terminó el aprovechamiento se observó un volumen comercial de madera abandonado, debido a que no se aprovecha hasta el índice de utilización, que corresponde a 15 centímetros.
El arrastre de la madera en rollo se realiza directamente de la unidad de corte al plantel de la industria, sin la guía de movilización y utilizando centros de acopio no autorizados por el ICF, establece el documento.
De acuerdo con el informe, utilizan el centro de acopio en el puerto Piur Oil, en Puerto Lempira, luego sacan la madera en barco a un atracadero en La Ceiba, Atlántida, sin control.
Durante la investigación se evidenció el corte de árboles fuera de los límites autorizados en el Plan Operativo en un área de 13.02 hectáreas y aprovechamiento fuera de los límites autorizados a un área de 17.85 hectáreas.
En los lugares donde se hacen los cortes no hay un jefe de cerro dirigiendo las operaciones o un contratista, generando más desorden.
En otra de las zonas explotadas se encontraron rastros de incendios forestales en período de verano de este año, comprobando que no se desarrollan las actividades de protección forestal establecidas.
Asimismo, hay mal manejo de los desperdicios en las unidades de corte, abandonando volumen comercial de madera.
Corrupción
Durante la inspección administrativa se detectó mala elaboración de los libros de salida, provocando diferencia de los datos de salida y venta de madera, por lo cual se presume que están escondiendo información.
Por ejemplo, se hizo un análisis de los datos que proporcionaron del período de junio de 2021 -que iniciaron operaciones- a septiembre de 2022, detectando una diferencia de 52,252.54 pies tablares de madera que no se encontraron.
Mientras que en otro plan de manejo, por la misma causa, no aparecieron 66,239 pies tablares de madera.Esta madera debiera estar en el centro de acopio establecido en muelle de La Piur Oil en Puerto Lempira, pero no se encontró.
También se halló equipo no autorizado, ya que en algunos planteles habían generadores con motores de entre 126 a 150 caballos de potencia, cuando lo autorizado es de 80.
La región forestal de La Mosquitia autorizó un solo centro de acopio para madera aserrada en el muelle Piur Oil, generando confusión por los volúmenes de madera movilizados por cada industria, dicta el documento.